Annick Zimmermann
http://www.annick-zimmermann.com
La dilatada carrera de Annick Zimmerman desde que estudió en la Escuela de Bellas Artes de Beauvais se ha visto salpicada de exposiciones y salones regionales, nacionales e internacionales, que han contribuido a consolidar su fama. Gracias a sus sólidos conocimientos de Historia del Arte, ha podido sumergirse en la obra de los más grandes pintores contemporáneos y crear un estilo muy personal que combina la fluidez y la evanescencia propias del último impresionismo y de Claude Monet con las técnicas de frotado y rayado de Max Ernst, así como las formas disolventes de Nicolas de Staël.
La técnica pictórica de Annick Zimmermann ha madurado a lo largo de los años, pasando de la subordinación de los medios mediante un proceso de lijado meticuloso a la superposición de delicadas veladuras. La artista no pinta in situ, sino que se basa en sus recuerdos de los numerosos viajes que ha realizado a los distintos continentes, que resultan una fuente de inspiración inagotable. Las impresiones y visiones que retrata son oníricas y pretenden transportarnos a su mundo mágico, gráfico y colorista, que se sitúa entre la abstracción y la figuración. Aunque su temática es precisa, el color, explica, es siempre la "fuerza motriz" de sus obras, magníficamente estudiadas. Es a través del color que "el cuadro cobra vida... y escapa a la realidad", creando un lenguaje extremadamente rico, original y poético. Podríamos aplicar lo que Joan Miró dijo del arte de Paul Klee a las creaciones de Annick Zimmermann: "En toda expresión plástica hay algo más que pintura; hay que ir más allá para llegar a esas zonas de emoción más profunda". Su creación intuitiva no busca transmitir mensajes, sino desatar la emoción pura en el observador jugando con su imaginación.
En sus cuadros más recientes, que ha titulado "Japonisant" ("Inspirado en Japón"), Annick Zimmermann ha creado nada menos que una alquimia de sintetismo y arte japonés, gracias a un fino equilibrio entre un trabajo de dibujo conciso y la saturación subjetiva de su paleta cada vez más afinada. Su obra es a la vez sensual y espiritual, y ofrece una descripción hipnotizante de todo un mundo interior. Es un viaje de descubrimiento...
La técnica pictórica de Annick Zimmermann ha madurado a lo largo de los años, pasando de la subordinación de los medios mediante un proceso de lijado meticuloso a la superposición de delicadas veladuras. La artista no pinta in situ, sino que se basa en sus recuerdos de los numerosos viajes que ha realizado a los distintos continentes, que resultan una fuente de inspiración inagotable. Las impresiones y visiones que retrata son oníricas y pretenden transportarnos a su mundo mágico, gráfico y colorista, que se sitúa entre la abstracción y la figuración. Aunque su temática es precisa, el color, explica, es siempre la "fuerza motriz" de sus obras, magníficamente estudiadas. Es a través del color que "el cuadro cobra vida... y escapa a la realidad", creando un lenguaje extremadamente rico, original y poético. Podríamos aplicar lo que Joan Miró dijo del arte de Paul Klee a las creaciones de Annick Zimmermann: "En toda expresión plástica hay algo más que pintura; hay que ir más allá para llegar a esas zonas de emoción más profunda". Su creación intuitiva no busca transmitir mensajes, sino desatar la emoción pura en el observador jugando con su imaginación.
En sus cuadros más recientes, que ha titulado "Japonisant" ("Inspirado en Japón"), Annick Zimmermann ha creado nada menos que una alquimia de sintetismo y arte japonés, gracias a un fino equilibrio entre un trabajo de dibujo conciso y la saturación subjetiva de su paleta cada vez más afinada. Su obra es a la vez sensual y espiritual, y ofrece una descripción hipnotizante de todo un mundo interior. Es un viaje de descubrimiento...
Francine BUNEL-MALRAS, historiadora del arte