Mireille Printemps
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Después de seis años pasados en las clases nocturnas de las Bellas Artes de Caen, Mireille PRINTEMPS se liberó rápidamente de su formación para expresar su pasión artística en una obra original con un estilo bien afirmado, digno de J.M. William Turner, maestro al que admira especialmente. Instalada en Caen, de donde es originaria, y miembro de varias asociaciones artísticas reconocidas o de prestigiosas academias, no ha dejado de exponer en Francia y en el extranjero.
"El mar, la música, los viajes, alimentan la parte del sueño que me inspira", admite. Así, el arte del paisaje, incluido el urbano, encuentra un lugar esencial en su creación. Pintora figurativa, Mireille PRINTEMPS consigue paradójicamente traducir a la perfección la evanescencia de los sujetos mediante un sutil trabajo previo de los fondos en aguada. Estos juegan un papel esencial en sus composiciones, siempre perfectamente ordenadas, y crean una sensación de ensoñación y ligereza que tiende deliberadamente a lo informal. Los motivos, esbozados en pastel al óleo, se superponen con fluidez, pero con precisión, en un largo proceso de veladuras, técnica que permite obtener los más sutiles efectos de transparencia. La paleta, con sus estudiados colores claros -una verdadera sinfonía de camafeos en la que predominan los azules, los grises y los ocres pálidos-, pretende transmitir la sensación de diafanidad que envuelve el estimulante mundo poético en el que nos adentra el artista.
La obra de Mireille Printemps, un perfecto equilibrio entre la realidad y su visión sublimada reinterpretada por la artista, es idónea para plasmar lo inasible en sus infinitos matices, y exalta con voluptuosidad y serenidad esa necesidad de viajar a lo desconocido a la que estamos invitados.
"El mar, la música, los viajes, alimentan la parte del sueño que me inspira", admite. Así, el arte del paisaje, incluido el urbano, encuentra un lugar esencial en su creación. Pintora figurativa, Mireille PRINTEMPS consigue paradójicamente traducir a la perfección la evanescencia de los sujetos mediante un sutil trabajo previo de los fondos en aguada. Estos juegan un papel esencial en sus composiciones, siempre perfectamente ordenadas, y crean una sensación de ensoñación y ligereza que tiende deliberadamente a lo informal. Los motivos, esbozados en pastel al óleo, se superponen con fluidez, pero con precisión, en un largo proceso de veladuras, técnica que permite obtener los más sutiles efectos de transparencia. La paleta, con sus estudiados colores claros -una verdadera sinfonía de camafeos en la que predominan los azules, los grises y los ocres pálidos-, pretende transmitir la sensación de diafanidad que envuelve el estimulante mundo poético en el que nos adentra el artista.
La obra de Mireille Printemps, un perfecto equilibrio entre la realidad y su visión sublimada reinterpretada por la artista, es idónea para plasmar lo inasible en sus infinitos matices, y exalta con voluptuosidad y serenidad esa necesidad de viajar a lo desconocido a la que estamos invitados.
Francine BUNEL-MALRAS, historiadora del arte