Jean Ostovany
Originalmente de Morlaix (Bretaña), Jean Ostovany se interesó por la pintura a una edad muy temprana. A los doce años ya copiaba cuadros impresionistas. Mientras estudiaba medicina, también perfeccionó su técnica gracias a las clases del paisajista René Ricard y a su constante interés por el arte contemporáneo. Expone regularmente en Normandía desde finales de los años 80.
Profundamente inspirado por su amor a la naturaleza y su constante deseo de reproducirla, su enfoque del mundo tangible nos parece muy original. Ve este mundo con ojos nuevos, y nos anima a ir más allá del universo tal y como lo percibimos, a una visión que va del macrocosmos al microcosmos: "Si cambias el punto de vista, aparece otro mundo. Un fragmento se convierte en un todo, en una paradoja de percepción entre lo infinitamente grande y lo microscópico", afirma. Aunque el paisaje domina su obra, los bodegones también están muy presentes.
Partidario del arte de los medios mixtos, trabaja sobre lienzo o papel con tintas, pasteles secos y acrílicos, añadiendo semillas o mancha de nogal para retratar tanto el movimiento como la inmensidad, particularmente en sus paisajes marinos, donde los profundos contrastes se desarrollan con una intensidad poco común. En 2018, su medio preferido es la ceniza de madera, que se mezcla hábilmente con el acrílico antes de aplicarse, y que también se utiliza para finalizar las obras mediante métodos de embadurnamiento o salpicaduras. Este medio aparece como símbolo de la sublimación de la naturaleza en su infinito esplendor. El artista juega con los efectos de textura que crea con gran espontaneidad, buscando siempre sorprender al espectador un poco más. Su paleta refleja perfectamente su deseo de oscuridad omnipresente, jugando con los matices del negro y del gris, del blanco y del ocre.
En el arte de Jean Ostovany vemos no sólo la influencia de la antigua pintura paisajista china, a la que admira, sino también el rigor de la Abstracción (la ausencia de figuras humanas no implica aquí un desprendimiento total del mundo objetivo), así como la importancia de los gestos pictóricos que recuerdan al Expresionismo Abstracto, y sobre todo un grado de poetismo inherente al Informalismo, que rechaza el diseño en favor de los planos planos. Al igual que en el Informalismo, la materia y el gesto son primordiales, y esta materia surge de la mezcla cromática, que es en sí misma una materia. Utilizando una fuerte retórica muy eficaz, la obra de Jean Ostovany no es sino una proyección original y novedosa del mundo interior del artista.
Profundamente inspirado por su amor a la naturaleza y su constante deseo de reproducirla, su enfoque del mundo tangible nos parece muy original. Ve este mundo con ojos nuevos, y nos anima a ir más allá del universo tal y como lo percibimos, a una visión que va del macrocosmos al microcosmos: "Si cambias el punto de vista, aparece otro mundo. Un fragmento se convierte en un todo, en una paradoja de percepción entre lo infinitamente grande y lo microscópico", afirma. Aunque el paisaje domina su obra, los bodegones también están muy presentes.
Partidario del arte de los medios mixtos, trabaja sobre lienzo o papel con tintas, pasteles secos y acrílicos, añadiendo semillas o mancha de nogal para retratar tanto el movimiento como la inmensidad, particularmente en sus paisajes marinos, donde los profundos contrastes se desarrollan con una intensidad poco común. En 2018, su medio preferido es la ceniza de madera, que se mezcla hábilmente con el acrílico antes de aplicarse, y que también se utiliza para finalizar las obras mediante métodos de embadurnamiento o salpicaduras. Este medio aparece como símbolo de la sublimación de la naturaleza en su infinito esplendor. El artista juega con los efectos de textura que crea con gran espontaneidad, buscando siempre sorprender al espectador un poco más. Su paleta refleja perfectamente su deseo de oscuridad omnipresente, jugando con los matices del negro y del gris, del blanco y del ocre.
En el arte de Jean Ostovany vemos no sólo la influencia de la antigua pintura paisajista china, a la que admira, sino también el rigor de la Abstracción (la ausencia de figuras humanas no implica aquí un desprendimiento total del mundo objetivo), así como la importancia de los gestos pictóricos que recuerdan al Expresionismo Abstracto, y sobre todo un grado de poetismo inherente al Informalismo, que rechaza el diseño en favor de los planos planos. Al igual que en el Informalismo, la materia y el gesto son primordiales, y esta materia surge de la mezcla cromática, que es en sí misma una materia. Utilizando una fuerte retórica muy eficaz, la obra de Jean Ostovany no es sino una proyección original y novedosa del mundo interior del artista.
Francine BUNEL-MALRAS, historiadora del arte