Monique NAKAO
Filósofa, aficionada a la poesía y también artista apasionada, Monique Nakao se decantó de forma muy natural por el arte para transmitir su visión simbólica del mundo y de la figura humana. Con una inmensa sensibilidad, y guiada por su instinto creativo, es capaz de impregnar sus cuadros con su concepción de la vida y su incesante búsqueda de la felicidad.
De este modo, surge ante nuestros ojos un mundo insólito y maravilloso, un mundo enteramente elaborado a partir de una realidad tangible reinventada. Sus obras son muy a menudo paisajes (mares, bosques, montañas, y también ciudades) pero en los que a menudo se detecta una presencia humana.
La creación del artista, que sigue siendo muy sencilla en cuanto a la forma, posee una espontaneidad y una estilización que apuntan a una evidente pasión por el simbolismo. Las composiciones son equilibradas, y la elocuente y sutil escritura pictórica es el resultado de una armoniosa simbiosis entre la tradición pictórica europea y la cultura japonesa de la que el artista está impregnado. La pincelada enérgica y generosa y los colores expresionistas y armoniosos están en perfecta sinergia. Los morados, rojos y naranjas se mezclan con los omnipresentes azules que alegran las obras.
La obra de Monique Nakao es entrañable, llena de frescura y color, y nos invita (a través de su mensaje filosófico de esperanza para la humanidad) a evadirnos en un universo poético impregnado de armonía, inocencia y felicidad reencontrada.
De este modo, surge ante nuestros ojos un mundo insólito y maravilloso, un mundo enteramente elaborado a partir de una realidad tangible reinventada. Sus obras son muy a menudo paisajes (mares, bosques, montañas, y también ciudades) pero en los que a menudo se detecta una presencia humana.
La creación del artista, que sigue siendo muy sencilla en cuanto a la forma, posee una espontaneidad y una estilización que apuntan a una evidente pasión por el simbolismo. Las composiciones son equilibradas, y la elocuente y sutil escritura pictórica es el resultado de una armoniosa simbiosis entre la tradición pictórica europea y la cultura japonesa de la que el artista está impregnado. La pincelada enérgica y generosa y los colores expresionistas y armoniosos están en perfecta sinergia. Los morados, rojos y naranjas se mezclan con los omnipresentes azules que alegran las obras.
La obra de Monique Nakao es entrañable, llena de frescura y color, y nos invita (a través de su mensaje filosófico de esperanza para la humanidad) a evadirnos en un universo poético impregnado de armonía, inocencia y felicidad reencontrada.
Francine BUNEL-MALRAS, historiadora del arte
